La MEDITACIÓN BUDISTA: Los Cuatro Inconmensurables 💜🙏😀🧘‍♀️ |12 minutos | Encuentra tu paz interior

La meditación budista. Transcripción:

Hola, soy Silvia.

Te doy la bienvenida a esta meditación. Hoy te traigo una meditación budista tibetana conocida como los “Cuatro inconmensurables.”

El propósito de esta meditación es ayudarte a sentir más amabilidad y compasión hacia el resto de seres y hacia ti misma.

Para ello, centraremos la atención en las distintas líneas de esta oración:

Que todos los seres tengan felicidad.

Que todos los seres queden libres de sufrimiento.

Que todos los seres encuentren una alegría que no haya conocido jamás el sufrimiento.

Que todos los seres queden libres del apego y el odio.

Te recomiendo realizar esta meditación cuando sientas que quieres explorar las enseñanzas budistas para así estimular tu crecimiento espiritual y aumentar tu amor y compasión hacia ti misma y el mundo que te rodea.

Encuentra un lugar tranquilo, sin demasiada luz. Siéntate o túmbate en una postura cómoda. Te recomiendo sentarte en una esterilla sobre un cojín con las piernas cruzadas, en posición de loto. Pero si lo prefieres puedes sentarte en una silla o tumbarte con las piernas flexionadas, juntas, y las palmas de los pies en el suelo.

Cuando estés lista, comenzamos.

Gong inicio de meditación

Inspira… y espira

Conecta con el aquí, y ahora. 

Toma conciencia de tu respiración, y focaliza tu atención en ella. Inspira y espira, lentamente, dejando ir toda la tensión acumulada.

Comienza a respirar inspirando y espirando por la nariz.

Asegúrate de que tu cuerpo está relajado, suelta toda la tensión.

Presta atención a tu postura. Si estás sentada asegúrate de que tu espalda está recta y los hombros relajados. Pon las manos en las rodillas y relaja los brazos. Activa el suelo pélvico, mete el ombligo para dentro para activar tus abdominales y así evitar cargar la zona lumbar. Alarga el cuello, apuntando tu barbilla ligeramente hacia el pecho y sintiendo como se activa y se alarga la parte de atrás de tu cuello.

Baja la mirada, a una distancia que te resulte cómoda. Activa tu mirada panorámica. No mires a ningún punto en concreto, sino que intenta tomar conciencia de todo lo que está delante y a los lados de ti.

Comienza a respirar desde el abdomen. Inspira y espira por la nariz, sintiendo como con cada inspiración te llenas de energía positiva y a cada espiración dejas ir toda la energía negativa que había en tu interior.

Mantén tu suelo pélvico activado, tu ombligo ligeramente hacia dentro. Pecho abierto, hombros relajados y lejos de  las orejas. Cuello largo, con la barbilla ligeramente hacia el pecho.

Sigue inspirando y espirando, soltando y relajando tu cuerpo con cada inspiración… y cada espiración.

Vamos a centrar ahora la atención en la primera línea de la oración:

“Que todos los seres tengan felicidad”

Repite esta frase en voz alta: “Que todos los seres tengan felicidad”

Conscientemente, pon una intención en que todos los seres reciban tu amor incondicional. Inclúyete a ti misma en este deseo.

Acepta a las demás personas y a ti misma exactamente tal y como sois.

Inspira… y espira, sin dejar de llevar tu atención a esta primera línea de la oración: 

“Que todos los seres tengan felicidad”

Pasa ahora a la segunda línea: 

“Que todos los seres queden libres de sufrimiento”

Dila en voz alta:

 “Que todos los seres queden libres de sufrimiento”

Imagina que tienes infinita compasión y que deseas que todos los seres, incluida tú misma, quedéis libres de todo tipo de sufrimiento.

Lleva tu atención a cualquier forma de sufrimiento. Una persona gravemente enferma, o quizás tu propia enfermedad o adicción.

Siente una gran urgencia por ayudar al resto de seres y a ti misma.

Quédate ahí, inspirando y espirando, con la atención puesta en esta segunda línea de la oración: 

“Que todos los seres queden libres de sufrimiento”

Recita ahora la tercera línea:

“Que todos los seres encuentren una alegría que no haya conocido jamás el sufrimiento”

Dila en voz alta:

“Que todos los seres encuentren una alegría que no haya conocido jamás el sufrimiento”

Visualiza que todos los seres han alcanzado la iluminación, el desarrollo espiritual último del budismo.

Siente como el sufrimiento, la tristeza y la depresión de todos los seres, incluida tu misma, se elevan y son erradicadas.

Imagina que todos los seres os encontráis en un estado feliz, desprendido, iluminado.

Quédate ahí, inspirando y espirando. Centrando tu atención en esta tercera línea de la oración:

“Que todos los seres encuentren una alegría que no haya conocido jamás el sufrimiento”

Lleva ahora la atención a la cuarta y última línea de esta oración budista:

“Que todos los seres queden libres del apego y del odio”

Dila en voz alta:

“Que todos los seres queden libres del apego y del odio”

Visualiza un mundo en el que ningún ser, incluida tú, distinguís nunca entre amigo, extraño o enemigo, sino que consideráis a todos los seres, con independencia de quiénes sean, como merecedores de amor y compasión.  

Sigue llevando tu atención a esta última línea de la oración budista:

“Que todos los seres queden libres del apego y el odio”

Cuando lo sientas, centra poco a poco la atención en tu respiración. Inspira… y espira… profundamente.

Toma conciencia de tu cuerpo… toma conciencia del lugar en el que te encuentras.

Lleva las manos al corazón, en posición de rezo e inclina ligeramente tu cabeza hacia delante, en señal de gratitud.

Agradecerte a ti misma por dedicarte este tiempo. Por tu valentía y tu dedicación.

Agradece al lugar en el que te encuentras por permitir la práctica de hoy.

Y por último, agradece al universo por ser tal y como es, por su amor y compasión incondicional, y por permitirte ser aquí y ahora.

Realiza una última y profunda inspiración, espira, y con la espiración, suéltalo todo, baja las manos y deja ir la meditación.

Gong fin de meditación

Gracias de corazón por dejarme acompañarte hoy en tu meditación. 

Namasté 😊